miércoles, 23 de abril de 2014

Houmous y Conglomerado

Mientras preparaba una ingente cantidad de Houmous para la salida de Semana Santa, nada me hacía pensar que terminaría comparando al houmous con el conglomerado de Riglos... Pero así es, porque a mí el houmous siempre me sale cargadito de ajo y a no todos les atrae en un primer momento; pero todo es probarlo y descubrir que engancha... Lo mismo se puede aplicar al conglomerado de Riglos, el "enivrant champ de patates" (embriagante campo de patatas) como lo llaman los franceses... En esta vida, todo se trata de probar... Si lo pruebas quizás te guste... Así me ha pasado a mí con el conglomerado y a mis amigos y compañeros de viaje con el houmous... Eso sí... todo requiere aclimatación... Mental, intestinal o ambas...

Ésta es la crónica de un viaje a Riglos, pero no sólo a unas piedras o a unas paredes; sino a una vivencia compartida y edificante en lo deportivo, en lo humano y en lo vivencial...


Las previsiones de que el mal tiempo acabaría por irrumpir en medio de las vacaciones de Semana Santa hicieron que, de todos los "posibles destinos", termináramos apuntando a Riglos, y allí nos fuimos... La salida neutralizada de los diferentes componentes terminó el miércoles a las 5 de la tarde en Ourense ciudad, José Juan, Dani, Ruth y yo con todos nuestro equipo nos subimos a la Berlingo y arrancamos llenos de ilusión en dirección a Riglos.
 La idea era llegar esa misma noche a Riglos para encontrarnos allí con Luiza; pero un fallo de previsión logística nos dejó vivaqueando casi a las puertas de una gasolinera en pleno pantano de Yesa (Nota Mental: Nunca confiar en encontrar una gasolinera abierta después de las 11 de la noche!!!)


Reunidos en el parking, Ruth detrás de la cámara

La reunión del grupo se pospuso por lo tanto a la hora del desayuno, y ansiosos por aprovechar el tiempo, seleccionamos el material para formar dos cordadas; una doble y una triple. Objetivo; la clásica vía de "toma de contacto" con Riglos, "Espolón Adamelo". Equipada en su totalidad, recorre el espolón adosado al Pisón sorteando panzas y más panzas. Con varias cordadas delante, nos lo tomamos con calma para comenzar a escalar.


La breve aproximación a las paredes recorriendo las callejuelas de Riglos


Primeros metros de mi regreso a las paredes, Dani y Luisa van por delante

Acostumbrados al granito, escalar en conglomerado es cuando menos inquietante...Es igual que cuando ofrezco mi provisión de houmous y lo abro, el comentario más habitual es: "Uff eso está cargado de ajo, ya huele desde aquí..." No es más que recelo inicial, los movimientos van saliendo fluidos y con cuidadosa delicadeza manos y pies van progresando por esa roca que en un principio intimida. Llego a la reunión y me anclo mientras grito: "Reunión", a la respuesta de: "Libre" monto la triangulación de los enormes parabolts con anilla. A partir de ahí largos, panzas y reuniones varias hasta llegar al collado. Luiza y Dani van por delante nuestra; y José Juan, Ruth y yo vamos siguiéndoles el ritmo.


Ruth abriendo largo en el "Espolón Adamelo"


Vista de Riglos desde la cuarta reunión

Después de seis largos de cuerda llegamos al collado, enlazamos con la "Normal" y en tres largos de cuerda más nos encontramos en la cumbre del Pisón.


Foto de cumbre en el Pisón del "Random Team"

La foto que nos hicimos en el Pisón retrata el variopinto grupo que somos... La camisa de José Juan marca estilo, la sonrisa de Ruth, el semblante de Dani, la alegría de Luiza y mi ilusión por seguir retomando... Tan diferentes y tan empáticos por esta forma de entender la vida, de vivirla y de amarla...

Volver a hacer cumbre, regresar a las grandes paredes, disfrutar de las vistas y de calor del grupo celebrando nuestro éxito, pararnos por un momento a pensar, acordarnos de los seres queridos, soñar con las próximas cumbres, comer algo, hacernos la foto de cumbre, pensar en bajar... Todo transcurre en instantes tan relativos como intensos. Cada cumbre es un logro que abre la puerta a nuevos retos; al menos para mí... Aprender y continuar creciendo... Seguir viviendo...


Las Coníferas Frondosas en la cumbre del Pisón

Me viene a la cabeza el poema de Khalil Gibrán: "Cuando te alejes de tu amigo, no sufras. Porque aquello que en él más amas, será más claro en su ausencia, como la montaña es más clara desde el llano para el montañés."
Voy a las montañas por que las amo, y las subo por que las amo, y una vez sobre ellas descubro que al amarlas y subirlas aprendo y valoro todo aquello que también amo... I miss U!


Rápel de 60 metros al collado... Y Ruth sonríe...


"los Volaos", el nombre lo dice todo...

Bajar por "Los Volaos" volando gracias a la coordinación logística y organizada me hace ver que claramente somos un buen equipo. Mientras recorremos la pequeña cuesta que separa al pueblo de Riglos de las paredes, me encuentro embelesado mirando las pequeñas flores que crecen a los pies de semejantes monolitos de roca. Pequeños placeres que me hacen sonreir.


De lo grande a lo pequeño, disfrutar es la clave


Satisfechos con la subida y el descenso

Hemos completado nuestra primera jornada y nos sentimos tan tan contentos... que tras picar algo de comer en  nuestro campamento base; situado en el primer parquing; nos regalamos y celebramos el día con cebada fermentada al sol del atardecer, charlando sobre el día, los horarios que hemos conseguido y el plan para el siguiente día...
Ah... y que para cenar: Habrá houmous...

Supercena con productos de la huerta ecológica de Luiza, pasta, ensalada y conversación animada, pero con el sol nos vamos recogiendo a los sacos a dormir, toca madrugar para aprovechar el día, las últimas conversaciones tratan sobre el "objetivo" del viaje, comparando reseñas e intentando dilucidar las buenas indicaciones... La luna y el viento son las últimas sensaciones antes de dormir...


Siete de la mañana y el bullicio del despertar, el desayuno potente y rápidos a la preparación del material para el día. Hoy nos dividiremos en dos grupos; cordada de José Juan, Dani y Luiza que irán al Mallo Firé; ruta "Rabadá Navarro" palabras mayores, una vía con historia de la historia del montañismo español.... Mientras Ruth y yo tenemos como objetivo algo más acorde a nuestro nivel "La Normal" a la cara Norte de la Aguja Roja.


Desayuno y organización del material...

El equipo de Dani, José Juan y Luiza arrancan hacie el Firé. Ruth y yo decidimos acercarnos allí también para apoyarlos en el despeque y para hacerles algunas fotos. Ya que la actividad que a Ruth y a mí nos toca para el día no nos ocupará las 8 horas previstas que ellos tienen por delante. Contemplar lo pequeños que se van haciendo a medida que ascienden nos llena de ilusión y ganas; ¡Cuánto nos queda por aprender!


Primer largo de la "Rabadá-Navarro" al Firé


Detalle de José Juan en travesía a izquierda, L2.


Panorámica del Firé,a grandes rasgos la ruta recorre sinuosamente la zona entre sol y sombra...

Mientras los vemos empezar su escalada, no podemos dejar de impresionarnos de la majestuosidad del Mallo Firé.Decidimos hacer un poco de tiempo, remoloneando con un café al sol y haciendo nuevos amigos en el pueblo... Sacamos unas últimas fotos y caminamos en busca de nuestro itinerario del día...


"Amigos locales"



"Selfie" en la segunda reunión...


Luiza llegando a la segunda reunión; los dos puntitos en el fondo a la derecha somos Ruth y yo...


Dani abriendo el L4, al fondo el Pisón y el Puro

Lamentamos no haber llevado mejor equipo fotográfico para documentar su ascensión.Una última mirada, últimas fotos y caminamos hacia los Mallos Pequeños. Que son una agrupación de menor tamaño situada  a la derecha de las grandes formaciones del Firé, Pisón, el Cuchillo y la Visera.
Cuando llegamos a la base de la cara Norte, dos cordadas rapelan la vía y nos avisan de la caída de piedras y los bloques sueltos... La apariencia de la roca es, cuando menos más inquietante, pero eso no nos frena, aunque nos imponga respeto.


Ruth L3 de la Normal a la cara Norte de la Aguja Roja


De lo grande a lo pequeño... La vida brota...

En teoría íbamos alternando largos, pero Ruth escala tan cómoda que se hace varios largos del tirón, aunque al final descubre que la cuerda pesa, jajaja... En la cumbre celebramos nuestro pequeño triunfo y hacemos algo de tiempo para evitar coincidir en los rápeles; eso de las piedras sueltas nos da bastante reparo...


"Selfie" de cumbre en la Aguja Roja

Miramos la hora y vemos que seguramente nos da tiempo a regresar a tiempo para recibir de camino a nuestros compañeros del Fire. Llegamos a la curva del Puro y miramos la pared buscando sus pequeñas figuras, pero sólo vemos una cordada en la "Mediterráneo" que llevan varios días colgados de la pared, estilo bigwall.

Como no los vemos volvemos al parking para dejar el material y cambiarnos con la intención de regresar a su encuentro. La sorpresa es encontrárnoslos en el parking.
La frase es clara: "Nos hemos bajado"; por un momento bajarse suena a fracaso... Pero al momento se convierte en lección de sabiduría y prudencia. Bien conocida es la cantidad de embarques que la vía puede presentar, con el consiguiente riesgo que representa...
Lo cuenta Antonio García Picazo en un artículo sobre el Firé aparecido en la revista Extrem (num 61, mayo 1993) "La verdad es que existen pocos lugares tan propicios como los Mallos de Riglos, en caso de que el itinerario no esté lo suficientemente clavado, para perder la traza de la vía y hacer nuevas variantes. Debido a estas pérdidas de orientación discurre por la vertiente sur-suroeste del Firé una vía "fantasma" apenas conocida en los ambientes de escalada."
La charla en un principio apesadumbrada con el relato detallado de la situación nos devuelve a la realidad de que más allá de la seguridad de las vías equipadas, cuando se entra en lo que algunos llaman el "terreno de aventura" se entra también en otra conceptualización de la ascensión y sus riesgos.


Comentando los hechos, recuperando aire, compartiendo...

Aún así, aún sabiendo que han hecho lo correcto, queda ese cierto amargor de la retirada. La duda y la responsabilidad han hecho que tomaran la decisión de bajarse del L8, cuando todo iba a la perfección. Pero de todo se aprende, y para mí es una lección de sabiduría de alguien que vive, mejor dicho VIVE, la pasión por la escalada como es José Juan. Al mismo tiempo engrandece a figuras tan grandes como Alberto Rabadá y Ernesto Navarro quienes subieron por ahí con alpargatas de cáñamo, clavos y cuñas de madera.

Ante los silencios y el notable agotamiento psicológico hacemos una piña mientras ahondamos en el verdadero sentido que tiene vivir y experimentar la vertical de esta manera. El relato de la experiencia de boca de quienes lo han vivido me impone un gran respeto y admiración por estas grandes personas que tengo ante mí.
Ruth "Conífera Frondosa" aporta su increíble energía positiva, mientras Luiza cita acertadamente que hay dos tipos de personas:"Los que no lo intentan y los que lo intentan". Allí reunidos en la terraza del bar del pueblo, rodeados por todo tipo de personas, turistas, escaladores y residentes de Riglos, descubro la grandeza de la amistad que se forja en momentos importantes... y como todos juntos volvemos hacia el parking para cenar no con ánimos renovados, pero sí llenos de ganas por seguir viviendo y disfrutando...Mañana el tiempo empeora a última hora de la tarde, y todos sin excepción estamos dispuestos a aprovechar el día al máximo.


El cargamento de Houmous por la mitad...

La cena ya se recibe con más sonrisas e incluso con bromas, hay quien le echa la culpa al houmous de la flojera intestinal, pero siguen mojando picatostes de pan, regados con una botella que estaba destinada a celebrar el éxito de la cumbre pero termina celebrando el éxito de la amistad y la camaradería... Es casi media noche cuando nos metemos en los sacos, justo antes de que el viento arrecie...

El despertar del tercer día es un poco más correoso, el cansancio del día pasado se nota pero la alegría y el ánimo van apareciendo con el desayuno. Desayunar con ganas y seleccionar de nuevo el material al calor del amanecer nos vivifica. Se plantea un plan común; "la Vía de las Fisuras" al Firé subiendo a la punta Mallafré; que es la punta más alta de todos los Mallos de Riglos.
La descripción de la vía reza tal que así: "Vía al antigua estilo de Riglos, Vía semiequipada y com ambiente". La espectacularidad de la vía es increíble, con un patio y unas vistas impresionantes. Lo de semiequipada es real, teniendo tramos expuestos o "de ardor" y la calidad de la roca va de medianamente buena a no tan buena (pero eso lo descubriríamos sobre la marcha).


José Juan L3 de "la vía de las Fisuras" al Firé

.La línea discurre por una travesía a izquierdas para ir ascendiendo por el muro central y el sistema de fisuras que nos lleva a un diedro y termina en una chimenea.llegando hasta el  collado entre las puntas Mallafré y Montolar. Desde allí un último largo que nos llevará a la cumbre.


Ruth luciendo estilo en diedro

 El tantear los cantos antes de hacerles fuerza y el aspecto intimidantemente terroso al que no estamos acostumbrados hacen ciertas la frase de Rabadá y Navarro cuando coronaron la cima del Firé:"Aquí arriba la dificultad no importa", la seguridad está en uno mismo.


Luiza disfrutando de lo lindo...



José Juan, pensando en los camalots del 4 y siguientes...


L4 y L5, subimos a buen ritmo...


Patio...


"Selfie" en R7


Dani llegando a la R7

A pesar de que somos dos cordadas ascendemos con buen ritmo y en menos de 6 horas hemos alcanzado la cumbre; sabemos que hoy es el último día de escalada pues la previsión ya no nos dará más "chance". Con el viento como ambiente y los buitres a nuestro alrededor saboreamos las vistas de los Pirineos nevados a un lado y un horizonte plano al otro.


Momentos de cumbre


Cumbre en la Punta Mallafré del Firé, la más alta de los Mallos de Riglos


Coníferas Frondosas y Alegres

Comemos unas barritas y rehidratamos antes de emprender los rápeles que nos dejan en la parte de atrás del Mallo Firé. El viento sopla en la cumbre y en dos rápeles y un destrepe nos ponemos en el suelo...


Rapelando pareados por cuerda bloqueada...

Ya estamos en el suelo, estamos en la parte de atrás del Firé y por marcados caminos y  por pedreras vamos descendiendo...Evitando los resbalones para no tener que pagar las cervezas llegamos hasta la base del Puro...Desde allí nos giramos y contemplamos la majestuosidad del Firé, identificando la ruta por la que acabamos de ascender. Caminando recorremos la senda bajo el Pisón mientras vemos escaladores en sus vías...
Aún con el regusto de la experiencia que acabamos de vivir... Sentados en el suelo, juntos, compartimos la última comida en Riglos, mientras recogemos material y nos cambiamos la ropa, para ir a saborear la última cerveza del viaje; los conductores toman claras...


Las vistas que acompañan a la última cebada en Riglos...

Aprovechamos la hospitalidad de Luiza, y nos vamos a Pamplona a pasar la noche, justo cuando estamos arrancando, comienza a llover...

Cenamos todos junto con Adriana y Toño que vuelven de Siurana y Margalef, compartimos los alimentos y una rica ensalada que contiene las últimas cucharadas de Houmous... El cansancio hace mella en todos y los sacos nos aguardan...
Desayunamos tan ricamente  y emprendemos el regreso no sin antes ir a visitar en las afueras de Pamplona el famoso huerto que Luiza cultiva y del que todos hemos disfrutado su deliciosa producción...


El archifamoso huerto ecológico de Luiza

El camino de regreso es fácilmente imaginable, dos de los cuatro durmieron plácidamente hasta la hora de comer y apuramos el camino para poder regresar cuanto antes a nuestros hogares; sabiendo que las ganas y la ilusión habían crecido pero que todos sin excepción nos merecíamos un descanso...

Sé claramente que  me quedan muchas cosas por contar seguramente pero como decía Khalil Gibrán: "Todas nuestras palabras no son más que las migajas que caen de la fiesta de la mente"